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La vida en las polis...
lunes, 6 de junio de 2011, 19:49
Entre todas las ciudades griegas, Atenas y Esparta han representado un papel preponderante. De aquí que los latinos las llamasen los dos ojos de Grecia, y nos interesen, porque la rivalidad de entre ambas es el fundamento de la historia griega. En Atenas, el hombre fue principalmente un ciudadano apasionado de la libertad política, de la actividad comercial, del arte y de la literatura. En Esparta, fue únicamente un soldado que se ejercité sin descanso en las virtudes militares y estuvo siempre dispuesto a dar su vida por la patria.
Atenas... La ciudad de Atenas es el símbolo de la cultura griega clásica. Allí, ni que en ninguna otra polis, florecieron las artes, las ciencias y la filosofía, siendo además el lugar donde nació y se hizo fuerte el sistema de gobierno que hoy rige a la mayoría de las naciones del mundo: la democracia, instaurada por Clístenes en el 58O a. de C. Además, fue una de las principales defensoras de la independencia griega cuando el poderoso imperio persa intentó invadir la península.
Luego de las guerras contra los persas. Atenas se convirtió en el centro del mundo griego. Con este propósito surgió la Liga de Delos; llegó a agrupar quinientas ciudades que pagaban un impuesto para sostener la Flota y era dirigida por Atenas. El centro de la vida de la ciudad era el mercado, el ágora, donde había puestos de venta, tiendas, templos y donde los hombres se reunían a hablar de política. El Partenón fue uno de los templos griegos de mayor tamaño, lujo y belleza y era parte de un conjunto de edificios que fue terminado a fines del siglo V a. C. Las viviendas particulares. Las grandes fiestas en honor a Dionisos reunían a los atenienses en el teatro. Las representaciones eran gratuitas y las financiaba la ciudad pues el teatro era considerado muy importante, ya que tenía un propósito educativo: formar buenos ciudadanos. La idea de los atenienses era que se debían desarrollar armoniosamente el cuerpo y el espíritu. La enseñanza era libre y estaba en manos de los particulares. Pero esta educación era sólo para los varones. El centro económico de Atenas era su puerto, El Pireo, que estaba a seis kilómetros de distancia de la ciudad propiamente dicha. Tan importante era este comercio que la moneda de plata ateniense tenía un valor internacional y era aceptada en todo el Mediterráneo. Pero la mayor conquista de los griegos fue invisible.
Esparta... Entre las montañas de Lacedemonia y junto al río Eurotas, los dorios fundaron una ciudad (900 a.C.) y le dieron el nombre de Esparta. Esta polis no difería demasiado de las demás: tenía sus artistas, sus sabios y sus atletas. Sin embargo, en el 640 a.C., los mesenios se sublevaron contra el poder espartano. Tras varios años de lucha Esparta logró reinstaurar su hegemonía en el Peloponeso, pero el temor a una nueva rebelión la llevó a convertirse en un estado militarizado.
Cuando nacía un niño en Esparta, el Estado evaluaba si era lo suficiente mente fuerte y sano para ser un buen soldado o madres de buenos soldados. Si se lo consideraba inapto, el recién nacido era arrojado desde el monte Taigeto.
La educación de los varones comenzaba a los siete años de edad y tenía el objetivo de formar buenos soldados. Al llegar a la edad adulta, se incorporaban al ejército para toda la vida. Los hombres vivían siempre en el cuartel, aunque estuviesen casados, y comían con sus compañeros de armas. Los espartanos siempre fueron pocos, comparados con el resto de la sociedad. Tenían la obligación de casarse y tener hijos para que siempre hubiera ciudadanos. Aunque e los dueños del Estado, no podían enriquecerse porque vivían del producto de su tierra, trabajada por los ilotas, y tenían prohibido dedicarse a la artesanía y el comercio.